¿Por qué el espacio importa cuando queremos pensar distinto?
La creatividad no surge por accidente. Ocurre cuando el entorno acompaña. Muchas organizaciones invierten en metodologías, capacitaciones o herramientas, pero olvidan algo esencial: el espacio donde ocurre todo eso.
Un espacio no es solo un lugar físico. Es una atmósfera. Es un conjunto de decisiones invisibles que pueden invitar a colaborar, o inhibirnos. Que pueden alentar nuevas ideas o reforzar los patrones de siempre.
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El libro Make Space, desarrollado por la d.school de Stanford, explora cómo crear entornos (físicos, sociales y emocionales) que realmente acompañen los momentos de exploración, ideación y convergencia en equipos.
"Un espacio bien diseñado puede facilitar el pensamiento creativo y desbloquear la colaboración real."
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¿Qué hace que un espacio impulse (en lugar de limitar)?
Estas son algunas claves que propone Make Space, y que pueden aplicarse sin importar si tienes una sala de juntas o una sala multiuso:
- Flexibilidad: que el espacio se adapte a las dinámicas, y no al revés.
- Iteración constante: ajustar el entorno según el tipo de interacción que se quiera generar.
- Activación mental y emocional: usar estímulos visuales, mobiliario móvil o recursos creativos que inviten a pensar fuera del marco habitual.
- Espacios que invitan a colaborar: romper con las barreras físicas o simbólicas que aíslan.
Lo importante no es que el lugar “se vea innovador”, sino que permita que el equipo se sienta en modo creativo.
Un espacio también protege el foco del equipo
No se trata solo de decoración o arquitectura. A veces lo que activa las ideas es la experiencia completa: cambiar de lugar, salir de la oficina, pausar la rutina.
Muchas empresas han creado espacios dentro de sus oficinas para este tipo de dinámicas. Pero lo que hemos aprendido en reboot es que, muchas veces, incluso esos espacios bien intencionados no logran lo más importante: proteger el tiempo y la atención de quienes participan.
En experiencias dentro de las propias oficinas de las empresas, hemos visto cómo las personas son interrumpidas constantemente por llamadas, correos o urgencias que las sacan de la dinámica. Aunque estén físicamente en un ambiente “reservado”, siguen dentro de su día a día.
Por eso, muchos equipos deciden llevar sus sesiones a otros lugares. No por estética, sino por necesidad de desconexión real. Espacios como Playroom, de reboot, se inspiran en esa lógica: crear un entorno donde realmente puedas salir de la rutina, pensar distinto y reconectar con lo importante, sin interrupciones.
Y sobre todo: desconectarse de lo urgente para conectar con lo importante.
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Diseñar entornos que acompañan el proceso creativo
Cada vez más empresas buscan salirse del formato tradicional para tener conversaciones más estratégicas, talleres de innovación o momentos de exploración profunda.
Y eso requiere más que una agenda o una metodología. Requiere también un espacio —en el sentido amplio de la palabra— que permita que las ideas fluyan y se conviertan en acción.
Recursos para seguir explorando
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📖 Descubre los beneficios de las capacitaciones fuera de la oficina
Conclusión: cambiar el espacio, cambiar la forma de pensar
Los equipos necesitan condiciones para crear. Necesitan más que contenido: necesitan contexto. Y eso comienza muchas veces por el entorno en el que se permite pensar distinto.
Diseñar ese espacio no es un lujo. Es una forma de tomar en serio las ideas.
¿Y tú, cómo es el espacio donde nacen las tuyas?